miércoles, 12 de octubre de 2011

por Alonso Núñez del Prado S.


Hace algunas semanas se realizaron en nuestra ciudad las "Primeras Jornadas de Derecho de Seguros - Propuestas para una Ley del Contrato de Seguro", organizadas por la Superintendencia de Banca, Seguros y AFP (SBS) a instancias del doctor Luis A. Meza. Por desgracia, no se dio la publicidad debida a tan importante evento, que contó entre otras, con la participación del renombrado especialista argentino en Derecho de Seguros, doctor Rubén S. Stiglitz, especialmente invitado para el evento.


Se llevaron a cabo conferencias sobre los más diversos tópicos relacionados con el tema. Cada uno de los especialistas comentó alguno de los aspectos relacionados con la ley que pretende proponerse al Congreso. Entre otros, el doctor Felipe Isasi disertó sobre el concepto del contrato y su celebración, el doctor Jorge Velarde, del Estudio Rodrigo, sobre prescripción, el doctor Pedro Richter, de El Pacífico, sobre el seguro de responsabilidad civil, el doctor Carlos Rivera de Rímac sobre lucro cesante, el doctor Diego García Sayán, expuso las experiencias de la Defensoría del Asegurado. También participó el INDECOPI y se cerró con la exposición del maestro Stiglitz.

Más allá del enriquecimiento que para la comunidad aseguradora significó este evento, algo que quedó claro y fue la principal conclusión: la urgente necesidad de contar con una ley que regule el contrato de seguro. La vigente, corresponde a lo establecido por nuestro vetusto Código de Comercio de 1902, inspirado en el español del siglo XIX. En otras palabras, contamos con una legislación trasnochada que no tiene nada que ver con lo que ocurre en el siglo XXI. En el Congreso se han presentado desde 1998, por lo menos cinco proyectos de ley, todos ellos perfectibles, pero ‘Dios sabe por qué razones’, hasta ahora no tenemos una nueva ley. Pareciera que los congresistas han olvidado que la industria de los seguros es una actividad de interés público —de allí su supervisión y regulación por la SBS— y que el contrato de seguros es de adhesión (una de las partes lo redacta y la otra se adhiere a él) y que por lo tanto requiere de la protección especial del contratante más débil. Hace la sensación que se prefiere un ambiente desregulado en que se pueden aprovechar de la ignorancia y cometer abusos.

Como indiqué al terminar la conferencia que me tocó dictar en esas jornadas, las aseguradoras son las más interesadas en que se promulgue una ley moderna y de efectiva protección al asegurado, acorde con el artículo 65 de nuestra Constitución Política, que dice que “El Estado defiende el interés de los consumidores y usuarios”; y también con el Art. 2º de del TUO del Decreto Leg. 716 de Protección al Consumidor que establece ‘la interpretación en el sentido más favorable al consumidor’. Tenemos todos que apoyar la pronta promulgación de una “Ley sobre el contrato de seguros”. Pienso que es equivocado bloquear los textos, porque no nos satisfacen por completo. Podemos si, como ocurrió en esas jornadas, dialogar sobre lo que es más conveniente. Es, al decir lo menos, razonable que las leyes defiendan al consumidor, en este caso al asegurado, entre otros motivos porque nuestra carta magna así lo establece, pero de eso se derivan sólo ventajas para las compañías. Al tenerse un sistema con más garantías, se venderán más seguros, se dejará de considerar a los aseguradores, como poco menos que estafadores, que venden pólizas que después no cubren las pérdidas; y el sistema crecerá en beneficio de todos. Creer lo contrario comporta miradas de corto plazo. No por defenderse del fraude —que todos sabemos que desafortunadamente existe— y ganar algunos litigios en los próximos años, se puede comprometer la creación de una industria más moderna y más justa. Más allá del propio Congreso, son las compañías de seguros las llamadas a lograr la promulgación de la ley. Son las que tienen la fuerza y la capacidad económica de hacer que este deseo se haga realidad. No creo que tengamos que esperar hasta el próximo gobierno. Este Congreso, puede muy bien mejorar y promulgar alguno de sus proyectos.

Los proyectos en el Congreso son todos muy parecidos y siguen el molde del original presentado por la Comisión presidida por Jorge Muñiz en 1998, aunque el más perfeccionado sea el del congresista Aíta de noviembre del 2001, porque incorpora alguna de las sugerencias que hiciera en su libro sobre protección al consumidor de seguros el ya nombrado doctor Luis A. Meza. Sin embargo, aunque todos se hicieron siguiendo el patrón del Proyecto que preparó hace algunos años el profesor Morandi, existe uno que lo aprovecha mejor y sin parcialidades y es el que hizo llegar el doctor Walter Villa y que no fue acogido ni presentado oficialmente por ningún congresista. Ahora habría que aprovechar el que con generosidad ha donado el doctor Stiglitz y el que resulte del trabajo que está haciendo el indicado doctor Meza para la SBS.

San Isidro, 19 de septiembre de 2005 

Publicado en la página 15 de Gestión (Opinión), el martes 12 de octubre de 2005

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